lunes, 15 de junio de 2015

El fenómeno de El Niño y los antiguos peruanos

La historia siguiente es realmente una editorial, retazo de periódico que guardé en mis archivos y me dije 'algún día me servirá'. El fenómeno de El Niño tuvo fuerza en el verano de 1998 mientras estudiaba danza folclórica en la ciudad de Trujillo y fue en marzo donde las cosas se nos pusieron color de hormiga. Justo para mi última sesión ya no podía hacer el viaje a Trujillo pues el río Chicama se había desbordado otra vez inundando fuertemente Chiclín, primer poblado que debía cruzar en mi viaje.

Veamos cuánto conocimiento poseían los sabios peruanos antiguos sobre este fenómeno natural.


Estamos experimentando en carne propia los embates del fenómeno de El Niño, el cual se produce por el calentamiento anormal de las aguas de nuestro océano. Esto provoca una gran evaporación de las aguas oceánicas y trae como resultado las constantes precipitaciones pluviales, que son inusuales en nuestra costa, especialmente en la región de Trujillo. Además, estamos sintiendo un excesivo calor, superior al promedio, que ocasiona una serie de malestares de salud en la población, especialmente entre los niños y ancianos. Las persistentes lluvias han reactivado los cauces secos, situados en la costa, que ahora se han convertido en verdaderos ríos y los considerados como ríos, se han transformado en pequeños mares, por el elevado caudal con aforos de más de 700 metros cúbicos por segundo en promedio. Estos torrentes son acontecimientos que no tienen precedentes cercanos en los sistemas hidrográficos de la costa y de la sierra, salvo en los ríos de nuestra selva. Todo estos fenómenos, están causando grandes inundaciones, por los desbordes de estos elevados caudales como Ica, Tumbes, Piura y actua
lmente también en Trujillo y Lima. Situación muy lamentable porque afecta grandes sectores de nuestra población. Sin embargo, muchas de estas desgracias suceden, porque no hemos sabido convivir en forma armónica con nuestro medio ambiente. La pobreza secular y falta de trabajo de la mayoría de nuestra población, ha provocado la constante migración de la gente, especialmente andina, a la costa  y en su justo afán de poseer un sitio donde vivir, han utilizado tierras no aptas para los asentamientos humanos. Inclusive han poblado los cauces secos de las quebradas que en épocas como esta del fenómeno de El Niño, se convierten en verdaderos ríos. También la deforestación indiscriminada, de los árboles nativos, como el molle, el aliso, el quishuar, que se inicia desde que empieza la conquista española, provoca el desprendimiento de rocas y tierra en tiempos de lluvia, por la desaparición de estas especies. Estos árboles y arbustos, crecían en los orígenes y a lo largo del cauce, protegiendo naturalmente el discurrir de las aguas, evitando inundaciones y manteniendo los cauces de los ríos limpios. De esta manera se atenuaba los incrementos de las aguas y se evitaba que produzca inundaciones exageradas. La ausencia de una cobertura forestal actualmente, ocasionan la constante erosión de las laderas de los cerros y el arenamiento de los cauces de los ríos. Los derrumbes que son usuales no sólo en época de este fenómeno sino en tiempos de lluvia provocan los temidos huaycos, que arrasan con su carga de lodo, piedras y agua, todo lo que encuentran a su paso. Estos huaycos son los que están provocando las mayores desgracias en las diferentes poblaciones de la sierra y la costa de nuestro país.

                El fenómeno de El Niño, sin embargo, no es de este siglo, ni se inicia en el siglo pasado. Es un acontecimiento que se produce cíclicamente desde tiempos inmemoriales. En los tiempos de los mochicas, chimús y en la época incaica, estos pueblos sabían resolver, mejor que ahora, estos problemas. En primer lugar sus vías de comunicación, en lo fundamental nunca quedaron interrumpidas por este fenómeno. La infraestructura vial inca, seguía siempre el desarrollo topográfico de nuestra realidad natural y aprovechaban los accidentes geográficos tales como los divortium aquarum, para salvar las distancias y así unir a las principales poblaciones asentadas tanto en la costa como en la sierra sin ningún tipo de interrupción, como lamentablemente sucede ahora. Sus ciudades casi siempre se establecieron en las laderas de los cerros, que estaban protegidas con un manto forestal, para evitar la erosión de los suelos y así minimizar las riadas y huaycos. En la costa las ciudades como Chan Chan, ocupaban tierras que no interferían con su desarrollo agrícola, que para nuestros antepasados era prioritario. Los productos agrícolas, como la papa, el maíz, la yuca, el camote, etc. tenían más valor para ellos que el oro o la plata. Chan Chan se planificó en un área, que no fue afectada mayormente por este fenómeno, en lo referente a los desbordes y huaycos.
        Se dice que el inca en el Cuzco, siempre podía comer pescado fresco y tenía información oportuna de los que pasaba en el extenso imperio, que le llegaban a través de sus ininterrumpidas vías de comunicación, en forma permanente, independientemente, que los desbordes, huaycos e inundaciones, producidas por el fenómeno de El Niño, estuviera asolando el país.

           Quizás esto nos deba servir para hacer una seria reflexión y tratar de convivir armónicamente con nuestra naturaleza, estudiándola, para conocerla realmente y así afrontar con mejores resultados, este tipo de fenómenos, que no desaparecerán, porque son parte de nuestra realidad natural. Actualmente, estamos constatando que a pesar de los ingentes recursos de equipos y maquinarias y la utilización de métodos de planeamiento y previsión, todavía no podemos solucionar eficazmente, como nuestros antepasados, las consecuencias de este cíclico fenómeno.

Manuel J. Villanueva.
Foto del Blog "Chiclín, mi tierra natal: Fotos tristes después del Fenómeno del Niño".


Diario “La Industria”. Sección Editorial. Pág. A4.
Trujillo, miércoles 04 de marzo de 1998.


sábado, 4 de abril de 2015

La historia real de la escultura


"Fue obra del escultor norteamericano Charles Cary Rumsey, quien nació en la ciudad de Buffalo, estados Unidos, en 1879, fue un estudiante de escultura y fundición artística en París.
Aparte de la escultura, los caballos, fueron para Rumsey, la gran pasión de su vida y fuente de inspiración llegando a ser campeón de polo.

En 1923 presenta, para un concurso de escultura en París, una pequeña estatua en yeso que simbolizaba al conquistador anónimo, un paradigma de conquistador. Rumsey no ganó el concurso.

En el año 1927, el Duque de Alba, quien vivía en Trujillo, España, tenía el catálogo de las obras presentadas en el concurso de París y se puso en contacto con la viuda de Rumsey, María Harriman.... EL Duque de Alba, buscando una estatua idónea para la Plaza Mayor de Trujillo, encargó escultura. Y se hizo en bronce del tamaño que todos conocemos.

En consecuencia, es una alegría que simboliza a un conquistador cualquiera, sin nombre como un monumento al conquistador desconocido, que al Duque de Alba le pareció oportuno financiar para que adornara la plaza de Trujillo.

Se realizaron dos copias más, una para Estados Unidos y otra en 1934 para Lima, a pedido del Alcalde Luis Gallo Porras, con motivo del IV Centenario de la Fundación de la ciudad.

Esta estatua llega al puerto del Callao en diciembre de 1934. Por no habérsele previsto un lugar, se colocó provisionalmente en el atrio de la Catedral. Allí permaneció durante 17 años. En 1952, el Presidente Odría, ordena trasladarla a la nueva plazuela ubicada entre los palacios Municipal y de Gobierno, permaneciendo allí hasta el año 2003".

En el año 2003 durante el gobierno del Alcalde Luis Castañeda Lossio, la escultura fue movida cerca del río Rímac en lo que hoy conocemos como Parque de la Muralla. Ya no tiene su imponente pedestal ni sus placas de bronce. Es así como una escultura que representa a la conquista española en el Perú ya no ocupa el centro de la Plaza de Armas de Lima, ciudad donde antes existió el hogar del gran Jefe nativo/Curaca Taulichusco. ¿Cuándo se le hará a este hombre autóctono una escultura imponente de peruanidad?

Otras referencias sobre la escultura:

"No existe en la historia de la armadura española el casco emplumado como el de la estatua; la armadura en general de los soldados españoles era de hierro pero muy simple, tal como se muestra en todas las imágenes, pinturas y murales de la época".

"Los caballos que se trajeron a América no eran de los mejores, tampoco de gran tamaño aunque sí muy rápidos. Por lo tanto el caballo de Francisco Pizarro jamás habría tenido la escala que exhibe esta escultura".

"La espada empleada por las tropas españolas era de acero toledano, el mejor de la época, liviana para no cansar al combatiente; completamente diferente a la espada desenvainada y amenazadora que se muestra en la escultura".


Fuente: Museo de Sitio Parque de la Muralla de Lima 2010.

La Laguna de las Campanas Encantadas

Relato de la zona de Canta-Región Lima.

"Se cuenta que en Cantamarca existían unas campanas de plata. En Nochebuena sonaban solas.

Llegó la época fatal de la guerra con Chile. Cuando los chilenos llegaron quisieron llevarse las campanas; no pudieron cargarlas porque las campanas pesaban mucho.

Fue así que las arrojaron a una laguna cercana. Al caer las campanas se encantaron y la laguna se encantó. Desde entonces las campanas suenan en nochebuena anunciando un año muy bueno. Es fatal el año que no suenan, creen que no se cultivará con éxito.

En las orillas de la laguna hay un pasto muy hermoso. Los animales que entran allí -atraídos por el pasto- ya no salen, pues dicen que se 'encantan'. Cada noche de luna llena sale de la laguna el Amaru. Es un toro plateado.

El Amaru al tropezar en las piedras las convierte en animalitos. Los pastores que encuentran esos animalitos de piedra tienen la seguridad de que su ganado aumentará".


Fuente: Mi visita al Museo de la Nación-febrero 2010.

domingo, 29 de marzo de 2015

El Amaru


"En remotos tiempos el cielo era azul, con nubes pisteadas que manaban agua. Después, todo cambió; el cielo quedó sin nubes, los animales andaban desfallecientes. Todo aconteció porque los hombres olvidaron ser justos. Entre tantas penas y miserias ya ni troncos secos había. Hasta olvidaron cómo era el maíz. Desde las punas bajaron a los valles en busca de sustento. Los sitios antes verdes ya sólo eran ruinas. Cada día había más desolación.

Para conjurar esta maldición vinieron de lejanas comarcas ancianos entendidos en curar los males. Cierto día, el más anciano de ellos, que hacía el augurio con las tres únicas hojas de coca que quedaban, tembló de alegría porque cayeron pro el dorso. Entonces un hermoso cóndor voló a buscar el remedio.

Pronto se sintió sin fuerzas. Se alzó a morir en el Ayaqchiri, la cumbre más alta. Viendo Ayaqchiri la agonía del cóndor, le habló: 
-Cóndor, mi amigo. ¡Qué serían de mis días sin ti! ¡No voy a permitir que mueras!

La causa de vuestros males es el fiero Amaru del lago. Devora a quien llegue a él. Para poseer la Sullawayta, la preciada flor de escarcha, se disfrazó y la raptó. Sullawayta, que da vida y trae al bien fue devorada por el Amaru. Para rescatar la flor será necesario que un hombre o animal tan puro y cristalino como la flor de escarcha se arroje al fondo del lago.

Oyó el cóndor esta revelación y voló a contarla. Con miedo, los hombres fueron al lago y suponiendo ser uno de más puros que otros, se entregaron a las aguas. Ese sacrificio no dio resultado alguno. Mas cuando un pastorcillo se inmoló, las aguas que agitaron. Todo era ira. El miedo los dominó y cayeron desmayados. Cuando volvieron en sí prometieron ya no pecar.

De pronto, de las aguas del Amaruqucha, subían al cielo nubes negras y blancas. Eran las almas de los sacrificados. El partocillo se quedó en el fondo del lago a cambio de la Sullawayta. Los purificó por ser el más limpio y bueno. Las nubes blancas eran los buenos. Las negras,  los malos. Subidos al cielo con tan grande pena, lloraron lágrimas que se tornaron lluvia. Desde entonces la tierra tiene flores y frutos. La flor de la escarcha amanece en las flores y cóndor sigue majestuoso".

Foto: Miguel Núñez B.

Fuente: Mi visita al Museo de la Nación-febrero 2010.

El cerro encantado

"A unos siete kilómetros de Huanta, bajo el cielo límpido, se levanta el inmenso cerro Amaru. Bajo él se desliza un río, no muy caudaloso porque contiene sal. Los antiguos moradores de los pueblecillos afirman que aquel cerro está está encantado.

En la cúspide del cerro Amaru crece indefinidamente el ají, planta muy estimada como condimento en la alimentación. Crece son que mano humana lo cultive y se multiplica más y más, forma una especie de bosque. Despierta la curiosidad de la gente de los alrededores.

En aquel lugar habita un toro resplandeciente. Todas las noches baja a beber agua del río, por un camino plateado que se abre a su paso y se cierra después. A las doce de la noche canta un gallo su quiqui-riquí.

En el río vive una ninfa hermosa, de las que llaman 'sirenas' en las leyendas. Ella gallarda y cautelosa cuida de la corriente del río. Ella impide que el toro agote el agua.

Las gentes sienten curiosidad y el deseo de capturar al toro del oro y coger el ají silvestre.

Los hombres viven en un afán constante de llegar a la cúspide del cerro, pero les es imposible porque antes de llegar caen muertos o enfermos del mal llamado 'alcanzo'. Es una enfermedad con síntomas graves y vómitos de sangre, que mata a todo ser viviente.

El toro es el rey, dueño poderoso y único de sus bienes".

Foto: Miguel Núñez B.
Fuente: Mi visita al Museo de la Nación-febrero 2010.

La aparición de los seres humanos sobre la tierra

"En tiempos remotos el valle Jauja o del Mantaro estaba cubierto por un gran lago. Al centro sobresalía un peñón llamado Wanka: sitio de reposo del amaru, monstruo con cabeza de llama, dos pequeñas alas y cuerpo de batracio que terminaba en una gran cola de serpiente.

Tiempo después, el Tulunmaya -arco iris- engendró en el lago otro amaru, de color más oscuro, para compañero del primero. No llegó a alcanzar el tamaño del mayor que por su madurez había adquirido un color blanquizco.

Los dos monstruos se disputaban la primacía sobre el lago. El peñón, de grandes dimensiones, no alcanzaba para que reposaran ambas amarus. En estas frecuentes y violentas luchas se elevaban a grandes alturas sobre trombas de agua, agitando el lago.
Irritado el dios Tikse descargó sobre ellos una tempestad, cuyos rayos los mataron, Cayeron desechos con diluvial lluvia sobre el ya agitado lago, aumentando su volumen hasta romper sus bordes y vaciarse por el sur.

Cuando el valle se formó, salieron lanzados del Warina o Wari-puquio los dos primeros humanos llamados 'Mama' y 'Taita', que hasta entonces habían permanecido por mucho tiempo bajo tierra por temor a los amarus. Los descendientes de esta pareja construyeron el templo de Wariwilka.

Hoy, es creencia entre los wankas que el amaru es la serpiente escondida en algunas cuevas que ha crecido hasta hacerse inmensa. Aprovecha los vientos que se forman durante las tempestades e intenta escalar el cielo, pero es destrozado por los rayos entre las nubes; y según sea blanca o negra la figura del amaru en el cielo presagia buen o mal año".

Foto: Miguel Núñez Bartolo.

Fuente: Mi visita al Museo de la Nación- febrero de 2010.